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Ministro de Justicia y Cardenal de Santiago presentan documental de derechos humanos: “Miércoles 15.30, Memorias de una Ausencia”

 La actividad se enmarca en la incorporación de la Iglesia al Comité de Seguimiento y Participación del Plan Nacional de Búsqueda.

El pasado martes el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos exhibió la obra audiovisual “Miércoles 15.30, Memorias de una Ausencia”, dirigida por el Cardenal y Arzobispo de Santiago, Monseñor Fernando Chomali.

La invitación a la actividad fue realizada por el ministro de Justicia y Derechos Humanos Jaime Gajardo, en el marco de la relación entre el Estado y la iglesia católica, la que hoy en día busca fortalecer la implementación del Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia.

En el último mes la entidad religiosa se sumó al trabajo que realiza el Comité de Seguimiento y Participación de esta política de Estado. El órgano está a cargo de conocer, asesorar y hacer recomendaciones para la implementación del plan.

Junto al Cardenal y al ministro de Justicia, estuvieron presentes el subsecretario de Justicia, Ernesto Muñoz; la subsecretaria de Derechos Humanos, Daniela Quintanilla; la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira y la Directora del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, María Fernanda García, además de familiares de las víctimas de la represión de la dictadura civil militar, autoridades diplomáticas, judiciales y representantes de la sociedad civil.

En su trabajo audiovisual, monseñor Chomali aborda los testimonios de Hilda Espinoza, esposa de Carlos Rioseco, detenido desaparecido; Ester Araneda, esposa de Alfonso Araya, detenido desaparecido; Elizabeth Velásquez, hermana de Héctor y Ernaldo Velásquez, detenidos desaparecidos.

Son cuatro capítulos que reflejan el dolor, la lucha y la dignidad de estas mujeres.

 

I. Pérdida y dolor

Desde hace años ellas se reúnen en la sede del Arzobispado de Concepción. Siempre los miércoles y siempre a las 15.30 horas.

La historia de estas tres mujeres, sus pérdidas y sus caminos de búsqueda se entrelazan con la solidaridad y la alianza que se gestó con el Arzobispado de Concepción.





II. Sosteniendo la memoria

Las reuniones en el Arzobispado se iniciaron en 1978.

“Eran encuentros terapéuticos. No podíamos llorar en las casas. Muchas salían a escondidas a las reuniones porque los maridos no las dejaban o los hijos, ´mamá no salgas, te puede pasar algo’. No podían intercambiar lo que pasaba con ellas, o hablar, y ahí el grupo hacía la fuerza, era llanto… fue un año fue puro llorar”, recuerda Hilda Espinoza.

Son Alejandro Goic, quien fuera obispo auxiliar de Concepción y Martita Wörner, directora ejecutiva pastoral de Derechos Humanos del Arzobispado de Concepción, quienes van relatando estos primeros acercamientos.

Para Martita Wörner, quien llegó a trabajar al arzobispado en marzo de 1977, “uno tiene que empatizar con el dolor y, si no empatiza con la posición política que esa persona pudo haber tenido o tiene la familia, tiene que respetar ese dolor y esa búsqueda. Nadie tiene derecho a acallarlo, ni siquiera a ignorarlo, menos una colectividad nacional, un pueblo que pretende cambiar el rumbo y llegar a ser lo más pronto antes posible, un país solidario, de hermanos, fraternal. Hoy se ha perdido todo eso. Hoy nadie me pueda decir que esos desaparecidos o esos desaparecidos y luego muertos, bien muertos están”.




III. “Que la CNI devuelva a mis hijos” Sebastián Acevedo.

Maria Candelaria, hija del obrero Sebastián Acevedo, es otra víctima de la represión.

Él estuvo buscando desesperadamente a sus hijos que habían sido secuestrados por civiles armados que no se identificaron.

Sebastián Acevedo recorrió todos los lugares de detención en los que podrían haber estado. Dos días después, roció su cuerpo con combustible y se prendió fuego en el frontis de la catedral de Concepción.

Antes de fallecer, recibió la extremaunción, en esos momentos se logró registrar sus últimas palabras en una grabadora: "Quiero que la CNI devuelva a mis hijos… Señor, perdónalos a ellos y también perdóname por este sacrificio".

“Fue una decisión de amor, pero también una decisión política de todo lo que estaba ocurriendo en ese tiempo. Algo había que hacer y él decidió poner su vida a disposición de todos aquellos que luchamos contra la dictadura”, dice María Candelaria en el documental.



IV. La permanente búsqueda de justicia

En 2006 la abogada de derechos humanos Patricia Parra inició el trabajo con ellas.

“La Corte Interamericana ha dicho que el derecho a la verdad involucra para los tribunales el conocimiento de la más amplia verdad histórica posible. Los tribunales están llamados a dilucidar esto”, dice Parra.

Sin embargo, para ellas, la verdad es más simple y real de lo que la justicia puede entregar. Porque la verdad apunta a saber qué pasó con ellos.

“El saber dónde está, qué hicieron, el trayecto desde el momento que lo detuvieron. Este flagelo ha trazado varias generaciones, la mía, la de mis hijos, las de mis nietas y así en todas las familias. Se necesitan respuestas”, dice Hilda Espinoza.

Trabajar para tener la posibilidad de dar estas respuestas, es la misión del Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia. Por ello su objetivo general es el de esclarecer las circunstancias de desaparición o muerte y destino final de las personas víctimas de desaparición forzada, de manera sistemática y permanente, de conformidad con las obligaciones del Estado de Chile y los estándares internacionales.