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Familiares de las víctimas de Cerro Chena acompañan labores de búsqueda

  • La diligencia consistió en la aplicación de georradar en los cinco puntos de interés fijados a fines de diciembre de 2024 en dependencias del Regimiento de San Bernardo. En este lugar víctimas de desaparición forzada de Paine fueron vistas por última vez.

Durante los primeros días de febrero se realizaron nuevas diligencias en cerro Chena. A cargo de la investigación se encuentra la ministra en visita extraordinaria de la Corte Apelaciones de San Miguel Marianela Cifuentes, quién instruyó la aplicación del sistema de georradar en la superficie de los terrenos ubicados al interior de la Escuela de Infantería del Regimiento de San Bernardo.

Durante cuatro días, quince familiares de las víctimas de desaparición forzada de San Bernardo, Paine y Buin permanecieron junto a los operarios de las máquinas, el equipo de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones (PDI), del Programa de Reparación y Atención Integral de Salud (PRAIS) y del Programa de Derechos Humanos durante cuatro días, en turnos de nueve horas diarias, para presenciar la realización de las nuevas pericias.

Esta diligencia es precedida por los estudios en terreno realizados en octubre y fines de diciembre de 2024. En esta última revisión los peritos planimétricos del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones habían fijado los puntos a revisar, los que fueron nuevamente analizados a través del georradar.

Esta técnica permite evidenciar elementos que no pertenezcan al suelo natural, escaneando la tierra con pulsos electromagnéticos. Tiene la capacidad de penetrar la tierra hasta cuatro metros de profundidad, sin requerir ningún tipo de excavación.

El informe final de la diligencia será entregado a la ministra Cifuentes durante el mes de abril. Si los resultados son positivos se podrá avanzar hacia la siguiente etapa, a la excavación del terreno en los puntos de interés detectados.

El inicio

Es una mañana calurosa y se prevé una tarde sofocante, así fue el primer día y los tres siguientes. Los familiares se trasladan en vehículos. No hay otra manera de llegar al lugar.
Un cartel anuncia el ingreso: “Escuela de Infantería. Campo de instrucción y entrenamiento ‘Casas viejas de Chena’” aunque también se le conoce como el “Cementerio de Pinochet”, lugar donde se estima que llegaron numerosas víctimas de Paine que fueron torturadas, asesinadas en ejecución y hechas desaparecer.

Querer remover la tierra también es querer remover esta ausencia que no tiene fin. En estos cuatro días los familiares a veces conversan, a veces permanecen ensimismados. Se paran a un costado y miran como se desliza el georradar. Muchos querrían maniobrarlo. Además de la ansiedad quieren aliviar la carga del operario que, bajo el sol, atraviesa la superficie de extremo a extremo.

No es fácil estar ahí. Pero más difícil es no estar.

 
“La contención y el acompañamiento que hacemos como dupla sicosocial es distinta en cada diligencia y es distinta con cada familiar. No existe un patrón único de comportamiento o de manifestación de las emociones. Ha sido un gran avance que, desde la implementación del Plan Nacional de Búsqueda, contemos con profesionales especialistas en salud mental”, explica Andrea Leonhardt coordinadora del área social del Programa de Derechos Humanos.

El cerro Chena es conocido por ser un posible "cementerio clandestino". En la querella criminal interpuesta por el Programa de Derechos Humanos en abril de 2024 se detalla que “el Campo de Prisioneros que funcionó al interior del cerro Chena, a partir de septiembre de 1973, y hasta diciembre de dicho año, además de ser un lugar de interrogatorios y torturas, sirvió para la ejecución y posterior desaparición de diversas víctimas, las que reúnen el elemento común que todas ellas, además de corresponder mayoritariamente a la Provincia del Maipo, o bien fueron detenidas directamente por efectivos de dotación de la Escuela de Infantería de San Bernardo o, una vez detenidas, fueron puestas a disposición del personal de dicho recinto militar”.

Respecto a ello, la coordinadora Leonhardt acota que “específicamente en esta diligencia, y aunque no sea la primera vez que ingresan, estar en el regimiento es complejo. Los familiares agrupados están más familiarizados a moverse en distintos escenarios, incluso los más adversos, cuentan con más información y tienen una personalidad más extrovertida. En cambio, los familiares no agrupados y quienes están tomando la posta de la búsqueda tienen más reserva, son más cautos y requieren mayor información que les permita comprender cuál es la finalidad de su participación en este tipo de diligencias”.